Del 28 de julio al 28 de agosto, el MST celebró el 2.º Día del Muralismo por una Palestina Libre, donde se produjeron murales que denunciaban el genocidio israelí y retrataban la resistencia palestina.
El territorio palestino sigue sometido a un genocidio sistemático por parte del Estado de Israel, con un bloqueo militar por tierra, mar y aire, invasiones armadas, asesinatos en masa, la destrucción de aldeas y desalojos forzosos. Esta violencia continua amenaza la vida, la memoria y la cultura del pueblo palestino, que lucha por evitar el exterminio. Las excavadoras arrancan olivos centenarios, las tierras agrícolas son envenenadas y demolidas, los bancos de semillas son destruidos y a las comunidades se les niega el acceso al agua y la pesca. Cada acto cotidiano, como plantar, cosechar, cocinar y pescar, se transforma en blanco de la guerra. La represión diaria y la expropiación cultural revelan el proyecto sionista de Israel como una estrategia de limpieza étnica y borrado histórico.
Este bloqueo incluso utiliza los alimentos como arma. El ejército israelí llegó a calcular rigurosamente el requerimiento mínimo de calorías para la supervivencia en Gaza, restringiendo los alimentos básicos e imponiendo la hambruna como castigo colectivo. Productos esenciales de la cultura alimentaria palestina, como tomates, lentejas, miel, café y aceite de oliva, fueron prohibidos.
Ante el genocidio y la barbarie impuestos por Israel, han surgido diversas formas de resistencia contra el sionismo: se arrancan olivos, los movimientos sociales en Brasil y en todo el mundo pintan raíces; mientras se intenta silenciar las voces, los cánticos y gritos de protesta se multiplican en todo el mundo, repudiando la imposición del olvido de la memoria y cultivando la solidaridad internacionalista.
Día del Mural por una Palestina Libre
Del 28 de julio al 28 de agosto de este año, el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra celebró el segundo Día del Mural por una Palestina Libre. Decenas de artistas de los Sin Tierra, de otros movimientos de base rurales y urbanos, se unieron al llamamiento, creando murales que representan la resistencia palestina. La producción artística de la Jornada abarca asentamientos y campamentos, comunas, escuelas, plazas y avenidas, que se cubren con murales de denuncia. En todas las regiones del país, participan mujeres, jóvenes y niños, demostrando que el arte colectivo es también un gesto de pedagogía popular.
La Jornada de Muralismo cumple con el reto del MST de fortalecer la internalización del principio del internacionalismo dentro de nuestra organización. Al mismo tiempo, encarna una práctica viva de solidaridad con el pueblo palestino y promueve la producción artística y cultural, impulsando la formación de artistas en nuestros territorios”, enfatiza Messilene Gorete, del sector de internacionalismo del MST.
La iniciativa comenzó el año pasado, cuando el MST lanzó el primer Día del Muralismo por Palestina Libre, movilizando muros por todo Brasil. Este año, la acción se expandió a otros países latinoamericanos, reafirmando que los muros pueden ser trincheras de memoria y solidaridad internacionalista.
En este sentido, Igão de Nadai, activista del sector cultural del MST, explica que el muralismo en el Movimiento se considera una acción política, que actualmente utiliza el arte para denunciar el exterminio del pueblo palestino y el plan de muerte de Israel. “Como una fuerte tradición latinoamericana, entendemos el muralismo como una acción política. Podemos ver esta expresión desempeñando un papel en la denuncia, el cuestionamiento y el abordaje de problemáticas históricas, políticas y sociales en varios continentes”. Podemos buscar en todo el mundo, de una forma u otra, expresiones en muros y murales que busquen transmitir esta voz a través de las paredes, como denuncias y cuestionamientos.
Hasta el momento, en 2025, artistas, activistas y colectivos han erigido más de 20 murales como banderas de resistencia. Los colores y estilos de estos artistas populares no se limitan a los campamentos, asentamientos, escuelas y centros de formación del MST, sino que también han ocupado ciudades y cruzado fronteras. "El Viaje se internacionalizó, con obras pintadas en Chile, Argentina, Venezuela, Perú, Uruguay, Bolivia y México", destaca Carla Loop, de la dirección nacional del MST y responsable del sector de Cultura.
El Legado Histórico del Muralismo
El muralismo surgió como una rebelión popular arraigada en las transformaciones de la Revolución Mexicana (1910-1920), que derrocó la dictadura de Porfirio Díaz y allanó el camino para reformas sociales, culturales y educativas. En este contexto, el arte floreció como herramienta de pedagogía política: los muros de las escuelas, los edificios públicos y los espacios colectivos se convirtieron en instrumentos de educación popular.
Inspirados por la lucha campesina de Emiliano Zapata y la insubordinación de los trabajadores urbanos, artistas como Diego Rivera, Aurora Reyes, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros transformaron los muros en trincheras de la lucha de clases, retratando al pueblo como protagonista y denunciando la opresión colonial.
"A partir de los famosos murales de moralistas mexicanos, como Diego Rivera, entre otros, esto se extendió a otros países latinoamericanos. Se convirtió en una fuerte expresión de colectivos en Chile, Venezuela y Cuba, y su importancia se arraigó en cada país, llegando finalmente a Brasil", explica Igão.
Es de este legado que el colectivo artístico del MST se inspira para reafirmar la importancia de este arte como acción política y fuente de reflexión popular, denunciando y expresando la explotación y la dominación de la clase trabajadora.
En Brasil, hubo un fuerte encuentro con el movimiento Hip Hop, especialmente en las décadas de 1980 y 1990, con el grafiti, una de sus expresiones. El muralismo se expresa en muros, en diversas formas y fragmentos, en comunidades, centros urbanos y zonas rurales. Es una forma de expresar las demandas y las cuestiones críticas de su tiempo, presentes en la expresión cultural y la memoria histórica. Y se transforma en una voz colectiva —explica Igão—.
Internacionalismo Sin Tierra
Para el MST, el internacionalismo es su núcleo, uno de sus valores fundamentales, con los pueblos del mundo. Desde su fundación, ha comprendido que la lucha por la tierra en Brasil forma parte de una lucha global en torno a una agenda común y unificada, que requiere la unificación de la clase trabajadora mundial contra el capital, el colonialismo y el imperialismo.
Por lo tanto, al pintar muros con la bandera palestina, el MST expresa la voz colectiva de la solidaridad internacional entre los pueblos, en defensa del pueblo palestino y su cultura. El internacionalismo se expresa en las brigadas de solidaridad enviadas a otros países, en los cursos de la Escuela Nacional Florestan Fernandes y en los mercados agrícolas y almacenes rurales, donde las semillas y los alimentos dialogan con la soberanía alimentaria mundial. Por lo tanto, la defensa de la causa palestina está directamente vinculada a la lucha por la tierra y la soberanía de los pueblos, que enfrentan la expropiación y el exterminio, pero siguen resistiendo cultivando la tierra, la memoria y la esperanza.