La próxima subasta de Kahlo podría alcanzar los 60 millones de dólares. Historiadores del arte mexicano explican por qué.

La próxima subasta de Kahlo podría alcanzar los 60 millones de dólares. Historiadores del arte mexicano explican por qué.

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — “El sueño (La cama)” de Frida Kahlo — en inglés, “The Dream (The Bed)” — está generando revuelo entre los historiadores del arte, ya que su precio estimado de entre 40 y 60 millones de dólares la convertiría en la obra más cara vendida por una artista femenina o latinoamericana cuando salga a subasta a finales de este mes.

La casa de subastas Sotheby’s pondrá la pintura a la venta el 20 de noviembre en Nueva York, después de exhibirla en Londres, Abu Dabi, Hong Kong y París.

“Este es un momento de mucha especulación”, dijo la historiadora del arte mexicana Helena Chávez Mac Gregor, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y autora de “El listón y la bomba. El arte de Frida Kahlo”.

En México, la obra de Kahlo está protegida por una declaración de monumento artístico, lo que significa que las piezas dentro del país no pueden venderse ni destruirse. Sin embargo, las obras de colecciones privadas en el extranjero —como la pintura en cuestión, cuyo propietario permanece desconocido— son legalmente elegibles para su venta internacional.

“El sistema de declarar el patrimonio artístico moderno mexicano es muy anómalo”, dijo el curador mexicano Cuauhtémoc Medina, historiador del arte y especialista en arte contemporáneo.
Judas en la cama

“El sueño (La cama)” fue creada en 1940 tras el viaje de Kahlo a París, donde entró en contacto con los surrealistas.

Contrario a la creencia contemporánea, la calavera en el dosel de la cama no es un esqueleto del Día de Muertos, sino un Judas, una figura de cartón hecha a mano. Tradicionalmente encendido con pólvora durante la Pascua, este muñeco simboliza la purificación y el triunfo del bien sobre el mal, representando a Judas Iscariote, quien traicionó a Jesús.

En la pintura, el esqueleto está decorado con cohetes, flores en las costillas y una sonrisa macabra, un detalle inspirado en un esqueleto de cartón que Kahlo realmente tenía colgado en el dosel de su propia cama.

Kahlo “pasó mucho tiempo en cama esperando la muerte”, dijo Chávez Mac Gregor. “Tuvo una vida muy compleja debido a todas las enfermedades y desafíos físicos con los que vivió.”
Frida y el surrealismo

Aunque la pintura de Kahlo se subasta junto a obras de surrealistas como Salvador Dalí, René Magritte, Max Ernst y Dorothea Tanning, ella no se consideraba parte del movimiento, a pesar de haber conocido a su fundador, André Breton, en México y de haber tenido una exposición organizada por él en París en 1939.

“Breton estaba fascinado por la obra de Frida, porque veía allí ese espíritu surrealista”, dijo Chávez Mac Gregor.

Kahlo, una comunista comprometida, consideraba que el surrealismo —un movimiento que proponía una revolución de la conciencia— era burgués. Como señaló Chávez Mac Gregor, “Frida siempre mantuvo una distancia crítica con eso”.

A pesar de ello, especialistas han encontrado elementos de surrealismo en la obra de Kahlo relacionados con lo onírico, el mundo interior y una libertad revolucionaria y sexual —un concepto visible en una cama suspendida en el cielo con Kahlo durmiendo entre un enramado.
“Compras a precios locos”

“El sueño (La cama)” se exhibió por última vez en la década de 1990, y después de la subasta podría desaparecer nuevamente de la vista pública, un destino compartido por muchas pinturas adquiridas por grandes sumas.

Hay excepciones, como “Diego y yo”, que estableció el récord de venta de Kahlo cuando se vendió por 34,9 millones de dólares en 2021.

La pintura, que representa a la artista y a su esposo, el muralista Diego Rivera, fue adquirida por el empresario argentino Eduardo Costantini y luego prestada al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), donde permanece en exhibición.

Medina, el historiador del arte, lamentó que las compras a “precios locos” hayan reducido el arte a un mero valor económico.

Lamentó que cuando los fondos compran arte como simples inversiones —como comprar acciones de una empresa pública— las obras suelen relegarse a zonas libres de impuestos para evitar costos. Su destino, dijo, “puede ser peor; pueden terminar en un refrigerador en el aeropuerto de Frankfurt durante décadas”.
Una artista femenina

El récord actual de venta de una obra de una artista femenina lo ostenta “Jimson Weed/White Flower No. 1” de Georgia O’Keeffe, que alcanzó los 44,4 millones de dólares en Sotheby’s en 2014.

Sin embargo, el mercado de subastas sigue reflejando una profunda disparidad, ya que ninguna artista mujer ha superado aún el precio máximo de venta de un artista masculino. El referente actual es “Salvator Mundi”, atribuido a Leonardo da Vinci, subastado por Christie’s por 450,3 millones de dólares en 2017.