‘Palestine is everywhere’, Palestina está en todos los sitios. Tomamos el título de este libro recién publicado por la Fundación TBA21 para abrir esta crónica que cuenta cómo el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid ha dado un nuevo paso adelante en el compromiso del mundo de la cultura con la defensa de Palestina frente al genocidio que está cometiendo Israel. El Thyssen, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA) y el Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) presentan ‘Gaza a través de sus ojos’, una exposición que reúne una treintena de fotografías tomadas por fotoperiodistas que, desde octubre de 2023, documentan la vida en Gaza bajo el asedio sionista.
Guillermo Solana, director artístico del museo, dejó claro el objetivo de esta muestra, abierta en el hall hasta el 19 de octubre (visita gratuita): “Es una exposición necesaria y urgente, de fotoperiodistas palestinos que viven, trabajan… y mueren en Gaza. Documentan el sufrimiento y la vida cotidiana en ese territorio, cómo hacen para sobrevivir en medio de la inmensa devastación. Son fotos que tal vez sirvan en el futuro de testimonio en un proceso por crímenes de guerra”. “Esta exposición es un homenaje a esos periodistas, que arriesgan su vida para documentar lo que está sucediendo; de hecho, son fotos que no pueden ir firmadas, que exponemos de forma anónima, porque desvelar a los autores podría poner aún más en peligro sus vidas, pues son objetivos directos del Ejército de ocupación. Y es también un homenaje a UNRWA, que son los que han preparado esta selección de fotos, que han redactado los textos que las acompañan y que son los que nos propusieron su exhibición. Desde 1949, esta agencia de Naciones Unidas desarrolla una labor sostenida e impresionante de ayuda a seis millones de palestinos; así, esta exposición es un gran homenaje a esta agencia, que ha sido repetidamente calumniada y difamada. Y quiere ser también un toque de campana, de alerta, para seguir despertando conciencias, seguir abriendo los ojos a las personas que aún siguen dormidas o mirando hacia otro lado respecto a lo que está sucediendo en Palestina”. O –añade quien esto firma– publicitan su apoyo a Israel, comprados por los poderosos lobbies sionistas, como es el caso de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cada vez más aislada y airada en su apoyo al Estado genocida.
Le siguió en la presentación a la prensa el pasado martes Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España, que agradeció la absoluta buena disposición del equipo del Thyssen para montar la exposición en un tiempo récord, y subrayó, contundente: “Aunque han sacado incluso leyes para impedir nuestro trabajo, Israel ha de tener claro que UNRWA va a seguir trabajando por los palestinos hasta el final”. Recordó que la prensa internacional tiene prohibido el acceso a Gaza desde que iniciaron la masacre y que el Ejército sionista ha asesinado ya a más de 240 periodistas, más muertos que en las dos Guerras Mundiales juntas, “y a 360 compañeros y compañeras de UNRWA”; además, “ha destruido el 85% de nuestras instalaciones en Gaza. Somos objetivo militar, pero que les quede claro que nosotros vamos a seguir a pesar de todos los obstáculos”.
Entre esos obstáculos mencionó la retirada de la contribución de EEUU por orden de Donald Trump, lo que suponía un tercio de su presupuesto (400 millones de euros anuales); “ahora mismo son los países de la UE los que realizan la mayor aportación a nuestra agencia”. UNRWA cuenta con 33.000 trabajadores; 12.000 de ellos en Gaza y 4.000 en Cisjordania, y Martí lanzó una alerta preocupante: “Si no hay aportaciones extraordinarias, sólo nos quedan fondos para dos meses”. Para terminar, agradeció al Gobierno de Pedro Sánchez que haya convertido a España en uno de los países que más han aumentado su contribución en el último año a UNRWA.
Las fotos no muestran niños esqueléticos por la hambruna, ni cadáveres, ni sangre, ni personas con los miembros amputados, ni personas con discapacidad humilladas… pero sí documentan una clara voluntad de exterminio por parte del Gobierno sionista, que ha decidido llevar a su país a ocupar un lugar muy determinado en la Historia: el del horror y el del desprecio de la inmensa mayoría de la población mundial. Triste honor, muy difícil ya de recomponer.
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, también estuvo en la apertura de esta exposición necesaria y urgente, que coincidió con la aprobación en Consejo de Ministros del Real Decreto que prohíbe el comercio de armas con Israel. Dijo: “La labor de UNRWA en Gaza es heroica; no hay palabras suficientes para agradecérselo”. Subrayó que el mundo de la cultura “debe dar voz a los que son silenciados y dar a conocer la dignidad de un pueblo que sufre”.
Y subrayó que Gaza a través de sus ojos es “testimonio y resistencia, y un llamamiento a despertar conciencias”. Terminó usando claramente la palabra genocidio y haciendo hueco al compromiso y a la esperanza, “siempre hay un camino para la paz”.
Más de 360 miembros de UNRWA asesinados
La nota de prensa difundida por el Thyssen/UNRWA no deja lugar a ningún debate sobre matices o negacionismos: “Durante casi dos años, la Franja de Gaza, un área de sólo 365 kilómetros cuadrados (un poco más que la mitad de la extensión de la ciudad de Madrid), ha sido devastada. Hogar de más de 2,1 millones de personas, este enclave sitiado ha soportado bombardeos casi constantes, desplazamientos forzados, destrucción y el colapso de los servicios básicos. Las familias se enfrentan al miedo, el hambre, la deshidratación y la pérdida, sin apenas acceso a alimentos, agua potable, medicinas y refugio. La destrucción de Gaza es apocalíptica. Barrios y ciudades enteras han sido arrasados. Las operaciones militares israelíes han golpeado de manera generalizada edificios civiles, incluidos hogares, hospitales, escuelas e instalaciones de Naciones Unidas. Todos ellos están protegidos por el derecho internacional humanitario. También lo están los trabajadores humanitarios, cuya labor es fundamental para proporcionar ayuda vital a la población civil durante las crisis. Más de 360 miembros del equipo de UNRWA han sido asesinados en Gaza, algunos de ellos mientras desempeñaban su trabajo. Muchos fueron asesinados junto con sus familiares: familias enteras han sido aniquiladas.
UNRWA ha estado al servicio del pueblo de Gaza durante décadas, proporcionando educación, atención médica, protección, formación profesional, apoyo psicosocial y ayuda humanitaria. Desde octubre de 2023, ha centrado su labor en responder a la emergencia: las escuelas se han convertido en refugios y más de 12.000 trabajadores y trabajadoras —muchos de ellos también desplazados— continúan ofreciendo asistencia vital. El apoyo de la Unión Europea y de su ciudadanía ha sido fundamental: facilitando agua, saneamiento e higiene; ayuda psicológica y actividades educativas para la infancia; logística, almacenamiento de suministros humanitarios o artículos esenciales de refugio para familias desplazadas; y colaborando con fotoperiodistas para documentar la situación. Mientras tanto, las autoridades israelíes siguen prohibiendo la entrada de medios internacionales en Gaza, y más de 200 periodistas palestinos han sido asesinados. A pesar de ello, y a menudo asumiendo un gran riesgo personal, los fotoperiodistas de UNRWA documentan la vida bajo el asedio. Son personas que arriesgan sus vidas para dar testimonio de lo que ocurre en Gaza. Sin embargo, no verán sus nombres junto a las fotografías expuestas, ya que supondría un riesgo para su seguridad.
Esta exposición es su mirada. Es la voz de Gaza. Es un llamamiento a no mirar hacia otro lado”.
Raquel Martí aportó más datos sobre la monstruosidad que está cometiendo Israel, y que dejará su nombre manchado de sangre para la historia: “Alguno de estos fotoperiodistas cuyas imágenes podemos ahora visitar en el Thyssen han perdido sus casas, y hay uno en concreto que ha perdido a una treintena de familiares. Nosotros intentamos hablar con ellos a diario, y hay días en que no pueden contestarnos y estamos pendientes y preocupados por si les puede haber pasado algo; la pérdida de contacto nos hace ponernos siempre en lo peor”.
Las imágenes, como resaltó Solana, muestran un absoluto respeto y empatía con las víctimas; y quizá por no regodearse en el dolor, resultan realmente conmovedoras Como la de la vista aérea que enfoca cómo ha quedado un centro de salud de UNRWA destruido en la ciudad de Gaza. O las fotos que muestran niños en las colas del hambre o colas interminables para conseguir agua (explicó Raquel Martí que Israel había decidido reducir los 400 puntos de distribución de ayuda humanitaria gestionados por Naciones Unidas a solo 3 y en manos de mercenarios de EE UU, puntos que, además, se convierten a menudo en trampas mortales). O las que muestran los constantes desplazamientos obligados de la noche a la mañana de más de millón y medio de personas, que han de dejar sus casas para ir… ¿adónde?, ya que no hay ningún sitio seguro en la Franja; la directora de UNRWA señaló que Israel incluso ha prohibido desde comienzos de año la entrada de tiendas de campaña en Gaza para quienes han perdido sus casas… y todo.
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