Con profundo pesar nos despedimos de un verdadero gigante de la caricatura.
Patrice Ricord fue más que un artista: fue un maestro en todo el sentido de la palabra. Sus caricaturas poseían una estética única, una mezcla de precisión y poesía, de ingenio y asombro.
En las décadas de 1970 y 1980, junto a Jean Mulatier y Morchoisne, marcó una época dorada en el mundo de la caricatura, convirtiéndose en un referente para generaciones futuras.
Su legado vive en cada trazo que dejó y en cada sonrisa que provocó.
Descansa en paz, querido Maestro. Tu arte y tu espíritu son eternos.