Hugo Longa: El docente y artista uruguayo

Hugo Longa: El docente y artista uruguayo

Hugo Longa: El docente y artista uruguayo que dejó una marca nacional
Entre collages, pinceladas salvajes y una imaginación desbordante.


Hugo Longa: Fue pintor, dibujante, creador de collages, escultor improvisado y sobre todo, un creador de mundos imposibles. Nacido en 1934 en Uruguay; Guaviyú de Arapey (Salto), su obra refleja una mezcla entre lo fantástico y lo grotesco, como si su universo interior se resistiera a las lógicas del orden.

Mucho antes de que el arte contemporáneo local abrazara lo multidisciplinario, Longa ya lo practicaba con una libertad salvaje. Entre las décadas de 1960 y 1980, su producción artística se destacó por una paleta vibrante, una narrativa visual caótica y un profundo sentido del humor. De hecho, sus piezas parecían contarnos cuentos que no terminaban nunca, donde los personajes eran figuras híbridas y delirantes.

La obra de Longa no busca complacer, sino incomodar, sacudir, cuestionar. Se podría decir que fue un adelantado al arte pop y un heredero informal del surrealismo. Pero ni él ni sus cuadros encajaban del todo en una sola etiqueta. Jugaba con lo absurdo, con los materiales, con la composición. Cada collage suyo parecía un rompecabezas emocional armado con restos de sueños, papel, cartón y color.

En los años 80, dio un giro hacia un neoexpresionismo aún más potente, donde las formas se liberaron por completo. Pinceladas gruesas, casi furiosas, comenzaron a tomar el control de sus lienzos. Es en ese período donde su arte se vuelve más introspectivo, aunque nunca pierde la ironía ni el guiño lúdico.

Fue en este momento, también, que su figura como docente adquirió relevancia. Fundó su propio taller en Montevideo y allí sembró inquietudes artísticas en toda una generación. Entre sus alumnos se cuentan nombres destacados como Margaret Whyte, Fernando López Lage, María Clara Rossi y Gustavo Tabares, quienes han reconocido la influencia indeleble de Longa no solo en lo técnico, sino en la libertad creativa que transmitía.

En 1979 participó en la Bienal de San Pablo, uno de los mayores escenarios internacionales del arte latinoamericano. Años después, en 1987, recibió el Premio Fraternidad otorgado por la B’nai B’rith Uruguay, un reconocimiento a su trayectoria que, sin embargo, no alcanzó a mitigar su condición de artista “de culto”, poco comprendido por los círculos tradicionales del arte.

Falleció en Montevideo el 30 de agosto de 1990. Tenía apenas 56 años. Su partida fue tan silenciosa como estruendosa su obra. No hubo grandes homenajes en ese momento, pero su legado comenzó a crecer, casi como un fuego subterráneo. En la actualidad, varias de sus obras forman parte del acervo del Museo Nacional de Artes Visuales y su figura se revaloriza con cada nueva muestra colectiva que lo incluye.

Hugo Longa fue un narrador visual de lo absurdo y lo hermoso, un artista que transformó el caos en arte y el arte en provocación. Fue también un maestro generoso, que dejó una herencia viva en muchos de los artistas contemporáneos uruguayos. Redescubrir a Longa hoy es encontrarse con una obra que no envejece. Todavía hoy, nos sacude frente a cada una de sus piezas como si nos hablara al oído, desde ese mundo imaginario que solo él supo ver.