Pintura de Argentina, Pintura precolombina

Pintura de Argentina, Pintura precolombina

Diversos registros pictóricos se registran entre las culturas prehispánicas que habitaron en el actual territorio argentino, en el noroeste andino las civilizaciones agroalfareras que allí se desarrollaron, desde la Cultura Condorhuasi (400 a. C.-700 d. C.) hasta la de La Aguada (650-950) y Santa María (1200-1470), presentan un amplio desarrollo de la pintura en cerámicas y piezas de piedra, entre las que se destacó la imagen felina. Esta pintura fue estudiada especialmente por el pintor argentino Enrique Sobisch, durante dos años de permanencia, estudio y perfeccionamiento en México. 

Pintura durante la colonia
Durante la dominación colonial española, la pintura se desarrolló principalmente como arte religioso en las iglesias, destinado a cristianizar a los pueblos indígenas. La pintura religiosa colonial fue muchas veces realizada por indígenas encomendados o reducidos y esclavos afroamericanos, bajo el poder de las órdenes religiosas.

Otra fuente de la pintura colonial son los libros y manuscritos realizados por colonizadores, sacerdotes, científicos y visitantes. Entre estos se destacan los dibujos y acuarelas del jesuita alemán Florián Paucke (1719-1789).

Hasta la expulsión de los jesuitas, la mayoría de la vida cultural de la colonia giraba en torno de éstos, que organizaban el trabajo de los indígenas guaraníes, que se destacaban más en la escultura y la orfebrería que en la pintura; por consiguiente, quedan muy pocos restos de la pintura de esa época. Tras su expulsión, algunos extranjeros desarrollaron el arte pictórico del retrato, entre ellos Fernando Brambilla, madrileño que llegaría a ser pintor de cámara del rey Fernando VII.

En el actual noroeste argentino, y sobre todo en Jujuy, se desarrolló en las iglesias la escuela cuzqueña, con sus imágenes de ángeles arcabuceros (relacionados con los conquistadores) y vírgenes triangulares (sincretismo del culto a la virgen María y la Pachamama).

Los ángeles arcabuceros integran un estilo pictórico estrictamente americano que se desarrolló en el Marquesado de Yavi en la puna de Jujuy, por entonces perteneciente a la provincia del Tucumán, siendo su maestro Mateo Pisarro. Se trata de ángeles asexuados vestidos con ropas de soldado y armados de un arcabuz. Hoy solo hay dos colecciones: en Uquía (escuela cuzqueña) y en Casabindo (maestro de CTC).
El siglo XIX

En los primeros años del siglo XIX, ya en tiempos de la independencia y de la apertura del país, varios artistas extranjeros visitaron y residieron, y dejaron sus obras. El primero fue Jean Philippe Goulu, destacado miniaturista francés. Entre ellos se contaron el marino inglés Emeric Essex Vidal (1791-1861), un acuarelista que ha dejado importantes testimonios gráficos del pasado argentino; Carlos Enrique Pellegrini (1800-1875), ingeniero francés que se dedicó a la pintura por necesidad y que sería padre del presidente Carlos Pellegrini; el marino Adolphe d'Hastrel (1805-1875), que publicó sus dibujos y acuarelas en el libro Colección de vistas y costumbres del Río de la Plata (1875); los litógrafos Andrea Bacle (1796 - 1855) y César Hipólito Bacle (1790-1838); entre otros. Todos ellos, con la notable excepción de César Bacle, pintaron paisajes y escenas costumbrista por gusto, pero vivían de pintar retratos a pedido, única actividad artística realmente rentable.

En la tercera década aparece Carlos Morel (1813-1894), quien ha sido considerado el primer pintor estrictamente argentino, ya que se educó en Buenos Aires y nunca viajó fuera del país. Morel fue, además, el precursor del cuadro histórico, que se haría inmensamente popular a fines del siglo.
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