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El grafiti es una forma de arte urbano que utiliza los espacios públicos como medio de comunicación y expresión cultural. Presente en las principales ciudades del mundo, destaca por sus colores, formas y mensajes que conectan directamente con la sociedad. Más que estética, el grafiti representa opinión, resistencia e identidad.

Esta manifestación artística surgió como un lenguaje alternativo, especialmente entre los jóvenes de las periferias, quienes encontraron en el grafiti una forma de expresarse y ocupar la ciudad. Con el tiempo, el grafiti ha evolucionado técnicamente y se ha reconocido como arte contemporáneo, ganando espacio en galerías, exposiciones y proyectos culturales.

El grafiti desempeña un papel importante en la construcción del paisaje urbano. Transforma lugares previamente degradados en puntos de interés visual, contribuyendo a la apreciación del espacio público. Además, sus mensajes suelen abordar temas sociales, políticos y culturales, fomentando la reflexión y el pensamiento crítico en quienes lo observan.

En el contexto brasileño, el grafiti se ha consolidado como una de las expresiones artísticas más relevantes de la cultura urbana. Los artistas brasileños han alcanzado reconocimiento internacional, demostrando que el grafiti puede trascender muros y fronteras. Esta apreciación también ha ayudado a diferenciar el grafiti del tagging, reforzando su carácter artístico y comunicativo.

Así, el grafiti se consolida como una forma de arte democrática y accesible, profundamente conectada con la realidad urbana. Da voz a grupos a menudo invisibles y transforma la ciudad en un espacio vital donde el arte y la vida cotidiana se encuentran.

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